DOS PARQUES DE BARRACAS

Luis O. Cortese - Nora Capaccioli

No escapó a la visión del dirigente porteño del siglo XIX la posibilidad de implementar en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires las nuevas tendencias urbanísticas, percibiendo la importancia que adquieren los espacios públicos y procurando alejar del casco urbano las actividades que ocasionan perjuicios sensibles a la higiene, la estética y la salubridad, como los mataderos y corrales en este caso.

EL PARQUE ESPAÑA

Las barreras que para el desarrollo urbano significan las vías de los ferrocarriles y el establecimiento definitivo de los centros sanitarios, así como la cárcel y los cuarteles vecinos, detienen en los barrios de Barracas y aledaños el proceso modernizador – eran tiempos de auge constructivo -, que en cambio continuó en otros similares de la Ciudad. Quedaron detenidos en el tiempo, casi al margen de las numerosas disposiciones urbanísticas que se dictan desde fines del siglo XIX, prueba de la intención de los funcionarios que las elaboran – con los límites del desarrollo científico de la época -, por ubicar a la ciudad en la corriente de los nuevos criterios de organización que en la materia comienzan a llegar, en forma continua, desde Europa y los Estados Unidos.

LA PLAZA Y SUS ALREDEDORES

Si desde el Mercado de Constitución -o Mercado del Sud del Alto-(1) y ubicados cronológicamente hacia la segunda mitad del siglo XIX, nos dirigiéramos por la calle Caseros hacia el Oeste, encontraremos a poco un espectáculo que Esteban Echeverría refleja en “El Matadero”. Caseros no era más que un zanjón que las lluvias y las tropas de hacienda convertían en pantano, y las sequías ayudadas por el viento, en polvaredas que hacían irrespirable el aire, porque desde 1830 en el encuentro de aquella “ calle “ con el camino al Paso de Burgos, asentaban sus reales los corrales y mataderos del Sud. Se trataba de terrenos de propiedad de Luis Dorrego, hermano del coronel, que luego pasaron a propiedad del municipio porteño. Echeverría nos muestra algunas de las razones por las que las autoridades de la ciudad procuraban alejar este establecimiento :

“El matadero de la Convalescencia o del Alto, sito en las quintas del sur de la ciudad, es una gran playa... colocada al extremo de dos calles, una de las cuales allí se termina (2) y la otra se prolonga hacia el este (3). Esta playa con declive al sur está cortada por un zanjón labrado por la corriente de las aguas pluviales... En la junción del ángulo hacia el Oeste (4) está lo que llaman la casilla, edificio bajo, de tres piezas a media agua, con corredor al frente, que da a la calle y palenque para atar caballos, a cuya espalda se notan varios corrales de palo a pique, de ñandubay, con sus fornidas puertas para encerrar el ganado... Estos corrales son en tiempo de invierno un verdadero lodazal en el cual los animales apeñuscados, se hunden hasta el encuentro y quedan como pegados y casi sin movimiento. En la casilla se hace la recaudación del impuesto de corrales, se cobran multas por violación de reglamentos y se sienta el juez del matadero, personaje importante, caudillo de los carniceros, y que ejerce la suma del poder en aquella pequeña república por delegación del restaurador.” (5)

Una ordenanza de 1860 disponía el traslado de estos insalubres establecimientos, y que los nuevos corrales tenían que estar listos en enero del año siguiente. Seis años después todavía no se había realizado, aunque el plazo parecía definitivo. (6) En 1868 se rechazó una pretensión de los abastecedores para quedarse allí, y se los intima para que, a más tardar el 5 de marzo abandonen el lugar, disponiendo en septiembre que deshicieran los corrales bajo pena de multas. (7) En camino de desocuparse por fin el terreno, en marzo de 1870 Julio Arditi, integrante de la Municipalidad, hizo aprobar un proyecto de resolución para crear dos plazas públicas, una en “...el mercado conocido por Sta. Lucía y otra en el terreno de los antiguos corrales de Abasto del Sud.” Propone también la formación de una comisión de vecinos para que colabore con ese objeto, destinando como recurso para cubrir los gastos, “... el producto de multas municipales de la localidad “ ya que resultaba necesaria “... la creación de esas plazas públicas y el concurso que pide al Municipio es reducido, ya que se limita solo al producido de las multas, (pues)... poco o nada alcanza con la cooperación del ingeniero y del médico de San Buena Ventura (el hospicio vecino) que hará trabajar a los dementes, siempre que la higiene de los mismos lo requiera, en solo el terreno de los Corrales, que es el que más trabajo requiere...” (8)

El presidente de la Corporación Municipal, Juan J. Méndez, dice que “... el pensamiento que envuelve el proyecto es plausible y de fácil realización, por cuanto los terrenos son de propiedad municipal... ”, pero que se opone a que se haga con las multas, porque podría interpretarse como “...una especie de instigación a la aplicación de las mismas, erigiendo una especie de sistema con este propósito...” Aceptado el punto por Arditi, se aprueba, y nace de esta forma un nuevo espacio verde para Buenos Aires, a la que, en honor a los heridos sobrevivientes de la guerra del Paraguay, se le dio el nombre de “ Plaza de los Inválidos “.(9)

Como a todo nacimiento, le sigue luego el crecer, que no fue fácil en la ciudad de entonces, plena de las luchas intestinas propias de un país en organización. El poco desarrollo de las técnicas para el riego y cuidado de árboles y plantas tampoco ayudó, teniendo en cuenta además la capacidad del personal a quien se confía la tarea :

“Sobre el terreno que ocupaban los antiguos mataderos del Sud se construye en la actualidad un hermoso paseo, con el nombre de Plaza de los Inválidos, que será terminado bien y prontamente bajo la dirección del distinguido Sr. Doctor Uriarte que emplea en este trabajo muchos de esos infelices dementes que ampara con sus cuidados paternales y la ciencia que posee.” (10)

La Memoria de 1872 nos refiere que

“...en el terreno de los antiguos mataderos, que aunque irregular, contiene un extenso perímetro, se ha formado una gran plaza a la que se le dio el nombre de “Los Inválidos” por el edificio que tiene a su frente. Encargado el Dr. José María Uriarte de presidir la comisión que se nombró con tal objeto, ha logrado con sus esfuerzos ( y los de los dementes a su cargo... ), ver realizada esta obra, y la ciudad cuenta hoy con una plaza más. La Municipalidad le tiene asignada para su sostenimiento una cantidad mensual y en el presente año se ordenó la entrega de otra para algunos gastos que eran necesarios. La carencia de agua para el riego no permitía el crecimiento y conservación de los árboles y plantas, y con tal motivo se solicitó del gobierno, ordenara a la Comisión de Aguas Corrientes la colocación de las cañerías necesarias para su provisión, a lo que ésta accedió. Con el tiempo, será éste un gran paseo público.” (11)

En 1887 Eugenio Courtois, ingeniero y Director General de Paseos Públicos a quien se debe el diseño de la plaza, pidió al intendente Crespo autorización para utilizar los ladrillos que se acumulaban, recibidos “... por los permisos de andar a tres caballos (12), que no tenían utilidad en la plaza y estorban para acabar el arreglo de la misma. ” Con ese impuesto en especie propone construir “... una pared de cerco entre la calle Puente Alsina y en Terreno de la Convalescencia...”, y otras obras, que se autorizan el 7 de noviembre de ese año. (13) Tuvo también presencia en nuestra plaza el Ingeniero Carlos Thays, la importancia de cuya obra en materia paisajística trascendió a su época. Para el año 1897 “... ya está estudiado ... el aumento del alumbrado a gas en la Plaza de los Inválidos ... mejoras que serán de inmediata realización. ” (14) Mucho tiempo después se proyecta la construcción de un mingitorio público, que comprendía dos secciones, “...una para hombres compuesta de diez retretes, quince mingitorios, lavatorios y un local para el encargado y depósito, y otra para mujeres, dotada de seis retretes, lavatorios y local para la encargada y depósito.” (15) Ese mismo año el Concejo Deliberante dio entrada a un proyecto de resolución de los varios concejales, que pedía el traslado del “...actual vivero del Sud, colindante con la Plaza España, para ampliar y ensanchar esta última...”, colocándose juegos infantiles y otras mejoras. (16)

EL NOMBRE DE LA PLAZA (PARQUE ACTUAL )

Por ordenanza del 3 de abril de 1900, la plaza cambió su nombre de Inválidos por el de España, distribuyéndose medallas conmemorativas del evento, fechadas el día 6 de abril. El día de la ceremonia más de veinte mil personas se dieron cita en el ángulo de Caseros y la actual Dr. Ramón Carrillo, en un día que el periodismo de la época describe diciendo que “ Ni el sol había querido quedarse sin presenciar el espectáculo y brilló el domingo como una gigantesca onza de oro acabada de acuñar...” El embajador de España, señor de Arellano y Arrózpide, agradeció la manifestación de afecto con que la Argentina retribuía los agasajos brindados en Barcelona, Madrid y Cartagena a los marinos de la fragata “ Sarmiento" , y se dio lectura a una carta del anciano historiador Vicente Fidel López, asociándose al acto, mientras que “... inmediatamente fue saludado con grandes aclamaciones el escudo de España, que apareció en el fondo del tablado, a tiempo que ensordecía el espacio el estampido de las bombas y las bandas de música ejecutaban el Himno Nacional Argentino y la Marcha Real Española... los gritos de ¡ Viva España ¡ y ¡ Viva la República Argentina ¡ brotaron de todos los labios.” (17)

Sin embargo, en algún momento se pensó en el cambio de su nombre. El 13 de abril de 1932, el intendente Rómulo Naón propició ante el Concejo Deliberante denominar como España a la plaza ubicada frente a la embajada de ese país, en conmemoración del 1er. Aniversario de la instauración de la República española (14 de abril de 1931), ya que “... por su ubicación estratégica y el marco que ofrece la edificación circundante, resultaría la mejor adhesión de homenaje a la nación española.” (18) Sobre el mismo tema, el 7 de abril de 1933 los concejales Claisse, Vago, Elena y Mariani presentaron un proyecto similar para la misma plaza, ubicada entre la Avenida del Libertador ( por entonces Alvear ), Sánchez de Bustamante y Tagle.(19) El proyecto no prosperó, quizá porque a las autoridades de esos años dejó de interesarles la República Española. Entre uno y otro proyecto, Naón había dejado su sitial a Mariano de Vedia y Mitre. No encontramos otros intentos similares. Por Ordenanza Nro. 38078 del 24 de agosto de 1982 el Intendente de facto, Guillermo del Cioppo, modifica la Ordenanza de 1900 y no sin razón se pasa a denominarla “Parque España ”, haciendo constar que su superficie era de 55.100 m2. (20)

EL “ JARDÍN BOTÁNICO “ DEL SUR

Según la Memoria de 1886, era “ Inválidos “ la plaza más extensa del Municipio, con 58.448 m2., aunque durante la gestión del intendente Alvear, se formó en un sector de la misma un vivero o “ Jardín Botánico “, destinado a proveer de plantas y árboles a calles y parques al municipio, quedando librados al esparcimiento público solo 20.964 m2. (21) El “ Criadero Municipal de Plantas ”, como también encontramos registrado a este lugar, tenía por límites : al este la prolongación imaginaria de San José; al sur Amancio Alcorta; al oeste Baigorri y al norte Caseros.

En el año 1896, en el vivero, jardín o criadero, según nos guste,”... además de las tareas habituales se han proseguido... los ensayos de reproducción y aclimatación de vegetales interesantes, indígenas y exóticos. Entre otros resultados de menor importancia, se ha conseguido obtener por vía de almácigos una cantidad de ejemplares de la planta yerba mate (ilex paraguayensis) cuyo cultivo en varias regiones del territorio argentino se ensayará en la próxima primavera.” (22)

Además, ya en 1885 sabemos que “... la parte de la antigua plaza de Inválidos que queda abierta al público, ha sido completamente transformada, por no convenir ya el plano primitivo que comprendía toda la área (sic) convertida en criadero de plantas. ” (23)

Continuó siendo un importante vivero durante mucho tiempo, conservando un considerable patrimonio de ejemplares para siembra y reposición de especies arbóreas y plantas. En agosto de 1924 el intendente Noel requirió al Concejo Deliberante una ampliación de partida, para construir invernáculos, vidrieras, etc., con el fin de “... mejorar los servicios que atiende la mencionada Dirección de Paseos en el Jardín del Sud. ” (24) Sobre Baigorri estaba el corralón de carros y los establos, que todavía se utilizaban bien entrada la década de 1950. Para esos años desaparece el vivero y se derribaron las rejas con pilares de mampostería que sobrevivieron a las que rodeaban la plaza en todo su perímetro. Se instalaron juegos infantiles, canchas de bochas, calesita y un jaulón con loros, palomas y otras aves - de muy corta vida -, sobre la medianera oeste. Sólo subsiste hoy en ese pequeño rincón cercano a Caseros y San José, el oscuro manchón dejado por la placa desaparecida, los adoquines de un acceso al vivero y una muy vieja glicina. Algunas de las construcciones, que fueran asiento de la Dirección General de Paseos Públicos, se transformaron primero en “ Mesón Español ” y en la actualidad en el Centro Cultural del Sur, organismo del Gobierno de la Ciudad.

CASAS EN LA PLAZA

Sobre el sector noroeste perduran una serie de casas, con frente a Caseros, entre las prolongaciones virtuales de San José y Luis Sáenz Peña, que en su momento fueron expropiadas o adquiridas por la Municipalidad, con la intención de ampliar la superficie del predio. Las ubicadas en los Nros. 1682/1698 y 1712/1732 de Caseros, con una superficie de 1.708,41 m2., fueron vendidas a la Municipalidad por $ 211.457,97 m/n por Máximo, Guillermo Adolfo, Marcelo Gustavo y Rodolfo Julio Hopff, según comunicación del 20 de mayo de 1925, que el intendente Martín Noel dirige al Concejo Deliberante. En 1928 Marcelo G. Hopff vendió al municipio otra fracción, de 44,69 m2, afectada por el ensanche de la avenida Caseros, por $ 5.809,70 m/n, a razón de $ 130.- m/n el metro cuadrado. (25) Alquiladas por la Municipalidad o bien tomadas, hoy estos edificios lucen ruinosos.

LAS CALLES QUE LA RODEAN

Sin duda la más importante es la avenida Caseros. A medida que la urbanización avanza hacia el barrio, las calles de la zona van siendo rectificadas y ensanchadas, como Caseros desde la avenida Entre Ríos a Defensa y Entre Ríos de Caseros hasta Amancio Alcorta, produciéndose además la apertura de “... 42 cuadras en las calles... Solís entre Caceros (sic) y Camino al Puente Alsina (2 cuadras), 19ª de Caceros al Camino al Puente Alsina (3 cuadras) ... y dos cuadras de Patagones entre Entre Ríos y Solís...”, sobre terrenos que pertenecieran a Seeber y Coronell. (26) El empedrado de Caseros se convirtió en una necesidad, provocada por la intensidad del tránsito que generan los cercanos ferrocarriles y los nuevos mataderos del Parque de los Patricios, además de las familias de inmigrantes que se van asentando en la zona. Se discuten en la Corporación Municipal si los vecinos de Caseros deben o no pagar peaje, pues sólo lo abonaban los abastecedores y conductores de carne y cadáveres y se quería saldar la cuestión antes de comenzar con esos trabajos. (27) Pero la Municipalidad propone... y como siempre, la economía dispone en 1880 que “...el adoquinado de la calle de Caseros, una de las más transitadas de la ciudad en razón de su acceso al Matadero Público, no ha sido posible llevarlo a cabo, pues ha estado y está aún detenido el expediente en las Cámaras, después de haber sido informado por la Municipalidad. ” (28) En 1884 el municipal Dr. Luis Tamini alerta sobre la urgencia del “... afirmado de la calle de Caseros, que es reclamado desde mucho tiempo atrás, sin que la Intendencia haya dedicado un momento de atención a este asunto.” (29) Como conclusión, que el tramo que va de Entre Ríos a Pasco, fue pavimentado recién en 1899. (30) Recordamos además que hacia 1939 hubo un proyecto para prolongar la calle Patagones entre Baigorri y la entonces Vieytes (31) “...a través de los terrenos de propiedad municipal que forman los viveros del Jardín del Sud...”, que nunca se concretó. (32)

Baigorri lleva ese nombre desde el 27 de noviembre de 1893, y es límite Oeste de nuestra plaza. Producida la vuelta de la democracia en 1983, comienzan a desarrollarse una serie de actividades que transforma a Baigorri en “ la calle de los títeres ”.

Al sur, Amancio Alcorta se denomina así por ordenanza del 27 de junio de 1902, olvidándose poco a poco sus viejas identificaciones de Camino al Paso Chico y demás Pasos (Plano de Manso, 1817), Camino al Paso de Burgos (Plano Aymez, 1866), Camino a Puente Alsina (Plano Topográfico de 1867) y en el tramo de Caseros a Dr. Carrilo, y por no mucho tiempo,Galicia (Plano Vital Dupont, 1941).(33)

La calle Dr. Ramón Carrillo, antes Barracas, Vieytes, Salta o Salta segunda y Sola, en el vértice Este de la plaza, era conocida en los tiempos viejos como Camino al Paso de Gálvez, que tal era el nombre del que luego conoceremos como Puente Pueyrredón.

En 1928 se resolvió la apertura de la entonces Vieytes, desde Alcorta hasta Caseros, con una calzada de 11 metros de ancho, procediéndose al retiro de los árboles existentes, y construyendo un pavimento de granito.(34) Tiempo después se consideró conveniente “...rectificar la nomenclatura actual de la calle Vieytes... 1) Declárase que la calle Vieytes se extiende hasta Caseros, entre Santiago del Estero y Salta, y que la avenida Amancio Alcorta comienza en la calle Vieytes... 2) Suprímese el nombre de Vieytes en la cuadra... que va desde Caseros hasta Alcorta (continuación de Santiago del Estero), y dáse a este tramo el nombre de Sanlúcar de Barrameda.” La corta calle es hoy una pequeña playa de estacionamiento. (35)

El 7 de agosto de 1871, cuando la sección de Obras Públicas aconseja “... se permita a los Sres. Clark Fouchal y Cia. empezar los trabajos para el tranvía entre la Plaza Constitución y los corrales de abasto, por la calle de Caseros “, comienza este medio de transporte a traquetear esta avenida, hasta su desaparición definitiva. (36)

MONUMENTOS

Sobre el vértice Este de la plaza, la estatua “Salvajes” o “El aborigen”, del escultor Hernán Cullen Ayerza, está rodeada por una fuente con vegetación del tipo pampeano. Se la trasladó en la década que la rodea, desde que hacia los años 60 se la trasladara desde la Plaza Garay, donde había recalado desde fines de 1927, cuando debió dejar su asentamiento original en la Plaza 11 de Septiembre para la construcción del monumento a Bernardino Rivadavia, tal como consta en la nota que el Intendente Horacio Casco remitiera al Presidente de la Comisión Nacional Pro Monumento a Bernardino Rivadavia, Dr. Fernando Saguier, “...quedando así disponible el terreno en que ha de emplazarse... (el nuevo monumento)”.(37)

El gladiador herido”, es una obra escultórica del artista César Santiago, y fue adquirida por la Municipalidad para ubicarla en este parque. Dado el rico pasado de este lugar, no resultaría superfluo la colocación de algún hito que señalara los hechos importantes de su historia.

Otra estatua que allí estaba, obra de Julio César Vergottini, era una representación de bronce a cuerpo entero del gran cirujano Dr. Enrique Finochietto, quien tuviera como principal base de operaciones el desaparecido Hospital Guillermo Rawson. Lamentablemente, la pieza fue robada hace algunos años. Su instalación en ese lugar correspondía a la Ley N° 1.404, sancionada el 29/07/2004 (BOCBA N° 2023 del 13/09/2004), que determinaba en su Artículo 1º que se denominase a un sector de la plaza España, frente al ex hospital, con el nombre Paseo de los Médicos. A través de la Ley N° 571, sancionada el 5/04/2001 (BOCBA N° 1186 del 7/05/2001), se autorizaba el emplazamiento, junto a la ya desaparecida estatua del Dr. Enrique Finochietto, de un pedestal con la cabeza en bronce del Dr. Ricardo Finochietto, hermano del anterior y también caracterizado médico, donado por la Fundación Enrique y Ricardo Finochietto a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

CONCLUSIÓN

Puccia relata una leyenda de los tiempos anteriores al parque, cuando “...en los mataderos del sur supo reinar ¨Juana rebenque¨, una negra que había sentado allí sus reales y que se hacía respetar ante el más ¨pintado¨, así fuese a rebencazo limpio, de allí su mote...” Y si “ Juana Rebenque ” nos transmite esa imagen de reciedumbre poco romántica, dejemos paso ahora a la nostalgia de una gran escritora, que con dulzura recuerda “ su “ plaza en una anécdota que, además, nos retrotrae a las curas caseras en uso hasta no hace mucho tiempo...

“Otra cosa que lo cura a mi papá es el humo de los eucaliptus. Para curarlo a mi papá con el humo de los eucaliptus primero hay que ir a la Plaza España a juntar las campanitas de los eucaliptus, después hay que echar las campanitas en la olla del puchero (sin puchero), hasta que salga humo...” (38)

Mientras tanto, zanjeada por la lluvia como en el tiempo de los viejos corrales, el Parque España encierra el recuerdo de esa acción que le diera origen hace más de cien años, que facilitó la transformación del matadero, enclave protoindustrial y mercantil, a la plaza, espacio para la recreación y el descanso.

LAS TIERRAS DE PEREYRA Y EL PARQUE FRAY LUIS BELTRÁN

Dejamos al “ Parque España “ y continuando hacia el oeste nos dirigiremos hasta la avenida Entre Ríos. Será en los años de la década de 1870, cuando la Municipalidad procede a la prolongación de esa avenida, “...en línea recta hasta encontrar el Riachuelo de Barracas ” con el acuerdo de los propietarios vecinos, que sueñan estar “... constituyendo así para el futuro un hermoso paseo ... de 30 varas de ancho y ... adornado con árboles que plantarán y conservarán sus propietarios.” (39)

Y esta prolongación - que llevará desde el 27 de noviembre de 1893 el nombre del jurisconsulto Dalmacio Vélez Sarsfield -, nos acercará a otro de los parques importantes de Barracas...

El desarrollo urbano del sur, por la instalación en la zona de numerosas industrias, quedó detenido hacia las primeras décadas del siglo XX. La visión que del futuro tenían en 1910 algunos periodistas, como los que escriben en el diario La Nación un artículo que se refiere a la recientemente instalada Compañía General de Ferrocarriles de la Provincia de Buenos Aires, de capitales franco-belga-argentinos, nos transmiten una imagen del barrio de Barracas y su futuro que, a pesar de los deseos expresados en el mismo, el paso de los años no mostró concretado. Esta empresa había iniciado sus actividades en el año 1906 y sus vías eran de trocha angosta :

“No cerraremos esta pequeña monografía sin hacer resaltar los beneficios y el adelanto que la instalación de esta compañía ha aportado á nuestra capital. Ella ha venido, en buena hora, á sacar de raíz uno de los más feos lunares de nuestros suburbios, transformándolo en motivo de belleza y de rehabilitación de todo un barrio repudiado. El bañado de Pereyra, todo ese terreno bajo y anegadizo que se extiende desde el Riachuelo hasta el pie de la barranca en dirección a los antiguos Corrales, se halla en pleno progreso. En todos los contornos se levanta una nueva ciudad obrera, con grandes usinas, colegios, iglesia, en el centro mismo de lo que era bañado.”

El artículo hace referencia a otra línea que se proyectaba en ese momento, a la que se describe como “La línea al Puerto Madero, partiendo de la estación principal que se halla situada al fondo del Bulevar Entre Ríos, ó sea, Avenida Vélez Sársfield, pasando por medio de un túnel, (se dirigiría) por debajo de la barranca de Santa Lucía, en dirección al Parque Lezama y á la Dársena Sur.” (40)

Las tierras donde se realizaron estas instalaciones habían pertenecido en su mayor parte a Leonardo Pereyra (1834-1899), un hacendado perteneciente a una familia que, que a diferentes establecimientos agropecuarios en el interior del país, agregaba grandes extensiones dentro del ejido de la ciudad, entre las cuales sobresalen por su superficie, las de este rincón porteño. Este pionero fue también presidente y fundador de la Sociedad Rural Argentina y de la Sociedad Fotográfica Argentina de Aficionados. Hacia el año 1870 la propiedad de Pereyra lindaba por el oeste con las tierras de José Gregorio Lezama; hacia el sur con el Riachuelo – en su orilla aparece el “ saladero de Pereira ” - ; el lado este limita con las vías del Ferrocarril del Sud y tierras subdivididas, hornos de ladrillos, terrenos propiedad de Brown, un tramo de la calle Australia, de la calle “del Horno ” y de la calle “del Presidente ”(41), que encerraban, junto a las vías del ferrocarril, predios de “herederos de L. Gomez ”; y hacia el norte, de los “herederos de Marcos Videla ” , Machin y el Camino al Puente Alsina. (42)

En 1947 aparece la publicación de un fallo, correspondiente al juicio “ Pereyra Iraola, Sara y otros c/Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires ”, en el que encontramos algunas referencias históricas respecto de los terrenos que con los años serán tramsformados en este parque. (43)

A la muerte de su padre Simón Pereyra, Leonardo había heredado junto a su hermano Juan Rafael tierras “...en Barracas sobre el Riachuelo, que tenían una extensión de poco más de 273 hectáreas...”.

Fallecido éste, quedó Leonardo como único propietario y en 1897, cuando muere, el inmueble se adjudicó en condominio a su esposa, Antonia Iraola, y a sus hijos.

La Municipalidad, como en otros muchos casos, venía reclamando desde años antes la apertura de calles en esta fracción tan amplia de terreno, gestiones que continuaron luego con la sucesión. Por este documento nos informamos que “...la sucesión de D. L. Pereyra... convino el 13 de julio de 1904 con la municipalidad y con el fin de proceder a la apertura de calles, ceder a ésta cuatro manzanas limitadas por las calles Luzuriaga, Lafayette, S. Domingo y Gral. Iriarte, con el propósito de formar un pequeño parque (las 4 manzanas ocupaban una superficie de 69.338,45 m2), como así también la superficie necesaria para la apertura de calles... “ (en total 454.709,67 m2), conviniéndose en el contrato que las calles Vélez Sársfield y Gral. Iriarte serían pavimentadas en toda la extensión en que atravesaran la propiedad de los Pereyra por cuenta exclusiva de la sucesión, “...tan pronto como se sancione el proyecto municipal de pavimentación a estudio del H. Congreso Nacional y con arreglo a las prescripciones que en él se establezcan.”

Se pactó también que los terrenos en cuestión, con frente a todas las calles, quedarían exentos de la obligación de construir cercos y veredas mientras no se edificara en los mismos o se vendieran a terceros.

En 1918, por acuerdo entre los sucesores de Pereyra y la Municipalidad, se cambió la ubicación del parque, que, en vez de situarse sólo a la izquierda de la Iglesia del Sagrado Corazón, terminaría ocupando también el sector al frente de la misma, esto es entre Luzuriaga, Río Cuarto, Hawai, Iriarte, Vélez Sársfield, California, Blandengues y Alvarado hasta Luzuriaga. Ese cambio, avalado por decreto del 11 de octubre de 1922, motivó un litigio referido al pago de los pavimentos que correspondían –respectivamente - al municipio y a la sucesión.

El diseño del parque fue confiado originalmente a Carlos Thays y parte de los trabajos realizados previa su terminación, consistió en el relleno de su superficie con tierras extraidas de la construcción del subterráneo de la la línea “A” de la Compañía Anglo Argentina, ya que se trataba de predios inundables y con bajíos que dificultaban tanto la construcción de este espacio verde como la de viviendas en sus alrededores, y no debemos olvidar que una cosa acompañaba a la otra. Se realizó la plantación de diversas especies arbóreas, que hoy lucen en todo su esplendor. La inauguración fue concretada recién en 1920, durante la presidencia de don Hipólito Yrigoyen, y con la concurencia de éste y demás autoridades nacionales y municipales.

Recibe el nombre de Fray Luis Beltrán por el Decreto Nº 15.500 de 1951, como homenaje al sacerdote y teniente coronel capellán del Ejército de los Andes, compañero y amigo del General José de San Martín. El 27 de diciembre de 1988, por Ordenanza Nº 43.456, se lo pasa a denominar Parque Leonardo Pereyra. (44)

Con el tiempo, por ordenanza Nº 35.001, de 1979, el sector de parque rodeado por Vélez Sarsfield, Iriarte, Hawai y Río Cuarto, se denominó “Padre Marcelino Champagnat “, en tanto el espacio limitado por Vélez Sarsfield, Alvarado, Blandengues y California se transformó en un predio polideportivo.

BASÍLICA DEL SAGRADO CORAZÓN

Ubicada frente al Parque Fray Luis Beltrán, en la esquina noroeste de las avenidas Vélez Sarsfield 1319 al 91 e Iriarte, con ingreso por la primera de las arterias nombradas, se encuentra la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús de Betharrán. La donó la familia Pereyra Iraola, junto al terreno, a la Asociación Civil Colegio de San José. De estilo neorománico, realizó el proyecto del templo el ingeniero Rómulo Ayerza. Fue construido por la empresa de Guillermo Wheeler e inaugurado el 16 de agosto de 1908. El Papa Pío XII la elevó al rango de Basílica en 1939. Continúa a cargo de la Obra de los Padres Bayoneses, al igual que el vecino colegio y residencia de los sacerdotes, también obra de Ayerza. En ese edificio funciona además la escuela apostólica de aspirantes al sacerdocio y hasta su traslado a otro sito, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Católica Argentina. El altar, de mármol blanco, se ilumina con siete vitrales con imaginería. La fachada principal luce una enorme roseta vitrada y se encuentra coronada por un Cristo de bronce. Otra notable roseta se encuentra sobre la fachada que mira a la calle Iriarte. Es uno de los edificios más vistosos e importantes del barrio, y digno de ser conocido por los porteños. Su interior tiene forma de cruz latina y sobre su lateral izquierdo se levanta la única torre, de cuatro pisos de altura. El ámbito de la basílica se encuentra catalogado como “Área de Protección Histórica” por ley de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

NOTAS

  1. Así se llamó por un tiempo, para diferenciarlo del Mercado del Sud del Bajo o Mercado de Modolell, en Montes de Oca cerca de la capilla de Santa Lucía.
  2. Se trata de la actual avenida Amancio Alcorta, que conduce al cruce del Riachuelo por el Puente Alsina, que entonces se denominaba Paso de Burgos.
  3. Se trataría de la calle Caseros, denominada así por Ordenanza del 25 de agosto de 1857. En el plano de Eustaquio Giannini de 1805 aparece como Zanjón de las Quintas y en el de Aymez de 1866 como Patagones.
  4. Actual esquina de Caseros y Baigorri.
  5. Echeverría, op.cit. En el Plano del Departamento Topográfico de la Provincia de Buenos Aires (Saint Yves) de 1867 se observan esos edificios.
  6. Memoria Municipal (en adelante MM) de 1860, página 187.
  7. Actas de la Corporación Municipal (en adelante ACM) de 1868, páginas 53 y 230.
  8. ACM, Buenos Aires, 1870, página 48.
  9. No encontramos información sobre la primera inauguración de la plaza.
  10. MM de 1871/1872, página 57.
  11. MM de 1873, página 188.
  12. Ese tercer caballo era llamado “cadenero” y se utilizaba cuando el peso transportado por los carros era muy grande, o en el camino había cuestas dificultosas. (N. del A.)
  13. Archivo del Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires (en adelante AIHCBA) caja 90/1887.
  14. MM de 1897, página 74.
  15. BM del 20/21 de noviembre de 1932, página 2501.
  16. BM del 18 de mayo de 1932, página 1110.
  17. s/a, “ Confraternidad Hispanoargentina – La Plaza de España ”, en Revista Caras y Caretas, año 1900.
  18. BM Nº 2881, del 15 de abril de 1932.
  19. BM Nº 3238 del 7 de abril de 1933.
  20. BM Nº 16854 del año 1982.
  21. MM de 1886, página 301. En una placa de mármol blanco con letras coloreadas en negro que se asentaba sobre la medianera este del primer edificio que se ve en la plaza, sobre Caseros, se consignaba como fecha inaugural el año 1884. (N. del A.)
  22. MM de 1896, página 65.
  23. MM de 1885, página 283.
  24. BM del 26 de agosto de 1924, página 2.
  25. BM del 10 de octubre de 1928, página 2249. Máximo Hopff fue fundador del Cangallo Schule, institución de enseñanza muy caracterizada de nuestra ciudad. Era propietario de la Barraca Europa, Lima Nº 1662 del barrio de Constitución.(N. del A.)
  26. MM de 1886, página 276. “Camino al Puente Alsina” es la actual Amancio Alcorta, mientras que “ 19ª ” es Anchoris. (N. del A.)
  27. ACM de 1868, página 292.
  28. MM de 1880, página 258.
  29. ACM de 1884, página 48.
  30. BM del 4 de abril de 1935.
  31. Patagones es Dr. Enrique Finochietto por Ordenanza 43.392 de 1988, y Vieytes pasó a denominarse Dr. Ramón Carrillo, por Ordenanza 44.120 de 1989.
  32. BM Nº 5671, página 2670.
  33. Amancio Alcorta (1842-1902), abogado y político argentino. Ministro de Relaciones Exteriores en varias oportunidades y rector del Colegio Nacional.
  34. BM Nº 1500, del 4 de julio de 1928, página 1411.
  35. Decreto Nro. 5539/946, del intendente Dr. Emilio Siri. Sanlúcar de Barrameda fue el puerto desde donde partió Colón para su tercer viaje.
  36. ACM de 1871, página 206.
  37. BM del 4 de enero de 1928, página 22.
  38. Cabal, Graciela, Secretos de familia, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, mayo de 1997. Graciela Cabal (1939-2004) fue una de las más importantes escritoras argentinas, narradora además y autora de más de cincuenta títulos para niños y jóvenes.
  39. MM de 1871/1872, páginas 61 y 62.
  40. La Nación 25 de Mayo – 1810-1910, publicación del diario “ La Nación ”, Buenos Aires, 1910. Barranca de Santa Lucía era una forma de denominar este tramo de Montes de Oca, aproximadamente entre Caseros e Ituzaingo. El punto de partida de esta línea es la Estación Buenos Aires, limitada por las calles Lafayette, Mirave, Luna, Olavarría, avenida Vélez Sársfield y Suárez. Ahora pertenece al Ferrocarril Belgrano Sur, concesionado en la década del 1990.
  41. Puccia, Enrique Horacio, Barracas en la historia y en la tradición, Cuadernos de Buenos Aires Nº 25, Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1977. Las calles “del Horno “ y “ Presidente “ son las actuales Salom y General Iriarte.
  42. Datos extraídos del plano de Saint-Yves de 1867.
  43. BM Nº 7923, Buenos Aires, febrero de 1947, páginas 330 a 336.
  44. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Barrios, calles y plazas de la Ciudad de Buenos Aires – Origen y razón de sus nombres, Buenos Aires, Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires, 1997.

Con algunas variantes este trabajo fue publicado en "HISTORIAS DE LA CIUDAD - Una revista de Buenos Aires", Año VI, Nº 31, junio de 2005.

por Luis O. Cortese