RECUERDOS SOBRE VIEJOS CINES

Luis O. Cortese

BOEDO, BALVANERA, CABALLITO Y ALMAGRO

Seguramente, la memoria de los lectores de mayor edad, recordará muchos de estos sitios, de tan grato recuerdo no solo para quienes gustamos del cine, sino también para los que lo gozaran como la “salida del sábado”, cuando éramos menores. Era el cine el esparcimiento que gozaba de mayor importancia, en los tiempos en que la televisión era algo nuevo y no se encontraba tan popularizada como en la actualidad. No existían ni los videos ni el DVD ni el MP3 y tampoco las butacas de las salas eran como las que tenemos hoy en día. Sin embargo, un encanto especial rodeaba la ceremonia de “ir al cine”… En los barrios, las salas cinematográficas eran punto de concentración de la diversión, especialmente de los chicos y las mujeres, como recuerdan tantos autores y nosotros mismos. Eran los de todos los días, los de las tres películas por función, los de las secciones para señoras en horarios vespertinos, los de las películas en serie... Los cines del centro eran diferentes, eran los de “estreno”, a los que se accedía pocas veces, los de la salida por la noche, los del fin de semana.

Acaso el primero de los cinematógrafos (o biógrafos, como se les decía entonces) conocidos en el barrio de Balvanera, fue el llamado “Armonía” o “La Armonía”, que funcionaba antes de 1910 en la avenida Belgrano Nº 3250. Un viejo vecino del barrio, Carlos Caffarena, recuerda en el mismo sitio una sala que se denominara hacia la década del 40 “Roberto Casaux”, sin duda como homenaje al gran actor argentino fallecido en esos años. En ese predio funciona actualmente un local de supermercado. En el año 1933, la Municipalidad aprueba la capacidad del Cine “Loria” , ubicado en Rivadavia Nº 3058, entre La Rioja y General Urquiza, cuyo edificio sobrevive utilizado por una secta. Tenía quinientas ochenta y cuatro localidades, distribuidas entre 438 plateas, 119 tertulias y 9 palcos de tres sillas cada uno.(2)

Por esa época funcionaban además el “Almagro”, en Rivadavia 3770 y “Los Crisantemos”, en Carlos Calvo 3623. En este último cine, como igualmente en otro que existía por ese tiempo en avenida Independencia 3751, se les servía a los espectadores, en su mayoría niños, un capuchino, que se abonaba con el mismo importe de la entrada, diez centavos. Otro cine “Almagro” aparece en los Boletines Municipales. En abril de 1933, se lo sitúa en Rivadavia Nº 3872, con una capacidad total de quinientas cuarenta y siete localidades, que se componían de cuatrocientas plateas y ciento cuarenta y siete plateas altas. (1) También podemos recordar el llamado “Bristol Palace”, de Independencia 3618; “Las Delicias”, en Independencia casi esquina Colombres; “El Cóndor”, en Avenida La Plata 754, más tarde trasladado a la avenida Pedro Goyena al cien, donde se mantiene hasta 1962; y el “Díaz Vélez”, en la avenida de este nombre Nº 4153.

Más recientes en el tiempo, pero igualmente desaparecidos, podemos recordar a los que se encontraban en la avenida Corrientes, llamados “Corrientes”, en el Nº 3962, que tenía seiscientos cincuenta localidades, distribuidas en cuatrocientas siete plateas bajas, ciento cincuenta y siete plateas altas y nueve palcos de cuatro asientos cada uno; el “Medrano”, a la altura del Nº 3976; el “Hollywood”, en el Nº 4256, con una capacidad de ochocientas noventa y cinco localidades, distribuidas en quinientos diez y siete plateas, trescientos cuarenta y seis tertulias altas y ocho palcos con cuatro asientos cada uno y por último el “Alcázar”, en el Nº 4636 de la mencionada avenida. (3)

Los de Rivadavia 3636 y 3750, cuyos edificios se conservan, eran el “Palacio del Cine” y el “Cine Roca”. El primero está transformado en café y sala para recitales, -dentro de todo una tarea con cierta relación con el arte-, en tanto el último está ocupado desde hace varios años por una secta. Son los cines que se mantienen como los “importantes” en los recuerdos de quienes vivimos en estos barrios. A ellos se concurría los fines de semana, casi como si se fuera a los del centro, ya que presentaban estrenos en simultáneo con aquellos, transformándose entonces en el “non plus ultra” de las salidas de nuestra niñez y primera juventud.

También la calle Boedo, importante centro comercial desde principios de siglo, tuvo una cantidad de cines que ya pertenecen al pasado, el “Los Andes”, en el Nº 777; el “Cuyo”; en el 848, el “Select Boedo” (antes “Alegría”, que perteneciera a la firma Auger); y el “Moderno” (antes “Mitre”), en el Nº 937.

El “Nilo”, que perteneciera originalmente a la Empresa Gigliotti Hnos., estaba ubicado en Av. Boedo Nº 1063, (U.T. 62, Mitre 5984), donde tuviera –antes de la construcción del cinematógrafo-, su Teatro de Verano el célebre comediógrafo y poeta José González Castillo hacia el año 1917, y previamente a ello, desde 1915, funcionara el Circo Politeama Doria. Este denominado “Cine Teatro Nilo” se inauguró el viernes 8 de marzo de 1929, en una “Función artística en honor y a total beneficio del Club Social Mariano Boedo”, con la actuación de la Banda Municipal y la proyección de dos películas, en la primera sección, a las 9.-, la “Súper-producción extraordinaria Corazones de Mar”. El comentario sobre la película, que no incluye el nombre de sus intérpretes, es muy similar a los que aparecen en las actuales revistas de los sistemas de cable: “En Corazones de mar una de las películas más sentidas que hayamos visto El conflicto de la madre que pierde a su hijo y un pobre huérfano cae arrodillado buscando ocupar el sitio vacío, es de una ternura única. Hemos conocida á ese muchacho huérfano rondando todos cariños calladamente y sin suerte”. No hay errores en la trascripción, es exacta.

En la segunda sección, a las 10.-, se proyectaba “¡¡Bésame!! ¡¡Bésame!!”, con Ricardo Cortez, Claire Windsor y Alma Bennett, “en 7 actos” y en la tercera sección, encontramos los Números vivos, a las 11.00, que “... irán actuando a medida que lleguen, por actuar en otras salas de la capital”. La lista incluía a “Carlos Américo, Cancionista Nacional acompañado por sus guitarristas; Dorita González (La Petit Maizani), Precoz estilista de 6 años; Carelli and Fátima, Excéntricos Musicales y Parodistas; Trío de los campos, Comedias, Parodias y Astrakanadas. El Skech a transformación: Gaviones de Conventillo; Senra- Sanda, Dúo cómico internacional y por último la Sra. Tania, la fiel intérprete de la canción criolla”, por otra parte la única que trascendió hasta nuestros tiempos de este listado casi “anónimo”.

Poseemos, como en el caso anterior, gracias a la gentileza del Prof. Antonio Pelegrino, nieto del primer propietario de esta sala, algunos ejemplares de “El Nilo - Revista Semanal de Cinematografía”, a través de la cual la sala hacía la promoción de los filmes que proyectaba. Allí nos enteramos que para esa semana de noviembre de 1931 actuaría como número vivo “Todos los días en Vermouth y Noche – Actuación de la Celebrada Cancionista Nacional – Libertad Lamarque – El gilguero criollo (sic) – Acompañada por sus guitarristas Rivero, Iglesias y Ferrari”.

En la zona de Caballito el primer cine instalado fue el “Caballito”, en la calle Cachimayo nº 66, perteneciente a la Sociedad Italiana de Socorros Mutuos del barrio, en tanto que en José María Moreno nº 380 y entre 1911 y 1928 funcionó el homónimo.

Recordamos con nostalgia y mucho afecto, muy especialmente, al cine “Lezica”, que funcionó desde 1917 y hasta mediados de la década del 60 en Rivadavia Nº 4629, entre Senillosa y República de Indonesia, sede, con su pantalla pequeña y ya bastante sucio y decadente, de nuestras primeras aventuras cinematográficas, acompañados de los amigos de la niñez, en los últimos años de su existencia en el barrio. En algunas publicaciones se lo ubica erróneamente, en Rivadavia entre El Maestro y Doblas. A diferencia del “Palacio del Cine”, el “Roca” o el “Moreno”, no era sala de estrenos y se daban por las tardes películas de aventuras y dibujos animados para chicos, acompañados por los infaltables y casi siempre penosos “números vivos” que por disposiciones oficiales debían actuar en los intervalos. Hasta 1930 se llamó “Bernardino Rivadavia” y tenía 382 localidades, entre plateas y un pequeño pullman, y techo corredizo, (que en nuestra época ya no se utilizaba), por otra parte bastante común en los cines viejos.

Cierra sus puertas en 1960 el cine “Primera Junta”, de Rivadavia Nº 5338, donde hoy se encuentra la Galería del mismo nombre; en tanto que en Asamblea Nº 179 se encontraba el cine “Sol de Mayo”, nacido en 1922 y que desde 1938 hasta su desaparición en 1962 se denominara “Real Palace”, con 307 plateas, 57 tertulias y 32 palcos.

Sobre Avenida La Plata al 700, donde hoy se encuentra la sede de la Asociación Obrera Textil, funcionó el “Cine del Plata”, que cerrara sus puertas en el año 1936.

En el año 1927 se instaló en Pedro Goyena Nº 1372 el “Cine Teatro Goyena”, que cerrará sus puertas en 1955 y cuyo edificio se demolió en 1993. En ese mismo año de la década del 20, en la Av. San Martín 1928 se inauguraba el “Sena”, que cerró sus puertas en 1963.

En 1928 se inauguró el cine “Real Star”, en Rivadavia Nº 5456, que desde 1943 y hasta su cierre en 1962 se denominó “Astro”, con 561 plateas y 88 pullman, donde hoy funciona la galería comercial del mismo nombre.

El año 1929 fue el de la inauguración de seis cines en la zona, el “Río de la Plata”, que perdurara hasta 1969 en Av. Gaona Nº 1002/7; el “Sevilla”, en Donato Álvarez Nº 1545, cerrado desde 1943, y renacido entre 1962 y 1965 como “Lorena”; el “Asamblea”, que se mantuvo hasta 1967, en Av. Asamblea Nº 819/21, el “Florencio Parravicini”, que sobrevivió hasta 1969 en Av. San Martín Nº 1851; el “Carlos Pellegrini”, que naciera en Av. Díaz Vélez Nº 5370 para trasladarse en 1935 a Gaona Nº 1352, hasta su cierre en 1970.

El único edificio dedicado al séptimo arte que continúa funcionando como tal desde 1950, es donde se encontraba el “Moreno”, en Rivadavia Nº 5050. Transformado en su nombre y en su estructura, ahora se achicó en dos salas pequeñas, ubicadas en los altos, las “Lyon 1” y “Lyon 2”. En tanto la antigua platea se ha utilizado para la instalación de la sucursal de una conocida cadena de librerías.

Durante los primeros meses del año 1998 se han inaugurado ocho salas en la avenida La Plata, entre Rivadavia y Chaco, de pequeñas dimensiones, como eco de la nueva vigencia que este medio audiovisual está reconquistando en las preferencias del porteño. De moderna concepción arquitectónica, dan con su nueva presencia una opción de diversión y entretenimiento de las que carecían los barrios de Almagro y Caballito. En el año 2006 en Rivadavia entre Acoyte e Hidalgo se abrieron nuevas salas, pertenecientes a una conocida cadena. Esperemos que estos nuevos aires del cine se mantengan en el tiempo y que no tengamos que lamentar, en el futuro, la desaparición de estas instalaciones, dotadas todas ellas de los mejores elementos técnicos existentes en la actualidad.

Fuera del circuito comercial, conservan cines en funcionamiento el Club Italiano, en Rivadavia Nº 4731 y el Colegio Monseñor Sabelli, en Víctor Martínez Nº 52, si bien éste último está reconocido oficialmente por el Instituto Nacional de Cinematografía, con el nombre de “Caballito”.

RECUERDOS DEL CINE-TEATRO “NILO” DE LA CALLE BOEDO

TESTIMONIO DE LA SRA. DELIA FRANCISCA GIGLIOTTI, HIJA DEL PRIMER PROPIETARIO DEL ESTABLECIMIENTO Y VECINA DEL BARRIO DE BOEDO.

“Hacia el año 1927, el centro de Boedo solo se extendía entre las avenidas Independencia y San Juan (entre el 700 y el 999). En esas pocas cuadras ya funcionaban el antiguo cine “Bristol” sobre Independencia (no estoy muy segura), el cine “Los Andes” en Boedo 777, el mejor del barrio. Luego en Boedo al 800 estaba el cine “Moderno”, de muy mala fama por las películas que exhibían y el público que permitían entrar. Entre el 800 y 900 estaba el antiguo teatro “Boedo”, donde solo se presentaban obras teatrales. Las compañías del centro solían hacer giras por los barrios. En la calle Boedo 1061 al 67 había un potrero que abarcaba dos lotes anchos y profundos, 1000 metros cuadrados, con calle interior de adoquines, casillas y establos, lo que producía malestar a los vecinos de la cuadra. Y de allí surge la idea de comprar esos terrenos, a pedido de los vecinos, y edificar un cine. La empresa Gigliotti Hnos. comienza la obra en 1928 y el Cine-Teatro “El Nilo” se estrena en febrero o marzo de 1929. De construcción muy superior a lo que podía esperar el barrio, decorado a mano, con instalaciones adecuadas a un buen teatro y al mismo tiempo a cine. En la fachada había una alegoría que representa (sic) al Dios de los ríos con todos sus brazos (supongo que se refería al delta del Nilo) (El decorador fue Antonio Semenzato). Su construcción valorizó enormemente toda la cuadra, que rápidamente se convirtió en el centro comercial más importante de Boedo. El Nilo se hizo de jerarquía dentro del barrio porque (el valor de) su entrada era más elevada que los otros cines y se permitía el acceso solo a familias y hombres con traje y corbata. Por su escenario desfilaron los artistas más destacados. Ej. Carlos Gardel, Azucena Maizani, Libertad Lamarque, en varias temporadas, como así también las mejores obras teatrales en pequeñas temporadas. Al correr de los años fue perdiendo jerarquía, por ser arrendado por otras empresas y por la construcción del cine “Cuyo” (al 800) más moderno y solo cine. Después de la muerte de su creador (1951) pasaron años y finalmente sus herederos lo vendieron al Hogar Croata en 1978. Se transformó en salón de bailes. Después no sé más.”

NOTA DEL AUTOR: En el predio del "Cine Teatro Nilo" hoy funciona una casa de venta de electrodomésticos. Solo conservaron dos pequeños vitreaux y la moldura que ornaba la parte supèrior del escenario...

CONCLUSIÓN

Mucho más podría agregarse a esta breve síntesis, basada primordialmente en recuerdos. El material que seguramente se encuentra en algunos archivos de organismos oficiales permitirán, al interesado, ampliar estos breves comentarios. Sería bueno que además, los porteños hagamos algo para preservar en su función las pocas salas que sobreviven en cualquiera de nuestros barrios, rescatándolas de los menesteres a que estén dedicadas y volviéndolas a su función específica.

NOTAS

1 - Boletín Municipal (en adelante BM) del 18-4-1933, p. 766. 2 - BM del 8-7-1933, p. 1344. 3 - BM del 4-5-1935, p. 970.

FUENTES CONSULTADAS

Sidoli, Osvaldo : “El Barrio de la Veleta – Historia del Caballito”, editado por el Honorable Concejo Deliberante, Buenos Aires, 1996.- Llanes, Ricardo M. “El Barrio de Almagro”, Serie Cuadernos de Buenos Aires, Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, 1968.- Colección de Boletines Municipales, Municipalidad y Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, 1923 en adelante.-

Agradecemos los testimonios de los vecinos Carlos Caffarena y Delia Francisca Gigliotti.

por Luis O. Cortese